27 de octubre de 2012

Siria: violencia y martirio

Los enfrentamientos en Siria llevan ya casi dos años, pero se han recrudecido violentamente en los últimos meses. El martirio del sacerdote ortodoxo Fadi Haddad el pasado 25 de octubre, el atentado terrorista perpetrado durante su funeral al día siguiente, y los diversos ataques que tuvieron lugar el mismo día, violando la tregua anunciada con motivo de la celebración musulmana de la Fiesta del Sacrificio, hacen volver nuevamente nuestra atención a la situación que viven miles de personas en la región.

Enfrentamientos y violencia


Los conflictos tuvieron su inicio a fines de enero de 2011, con las manifestaciones populares que demandaban profundos cambios en el gobierno, plena democracia y plena vigencia de los derechos humanos, al igual que en otras protestas en la región (Túnez, Egipto, Libia). Sin embargo, el levantamiento popular y los enfrentamientos sociales y políticos desataron una reacción de luchas armadas y ataques terroristas por parte de las tropas sirias, fuerzas de seguridad y otros grupos armados. Según las estimaciones, más de 7 000 civiles han sido asesinados y otros tanto han sido heridos de gravedad; entre 9 000 y 15 000 personas han sufrido detenciones ilegales, secuestros con fines terroristas o se encuentran desaparecidas. Más de 70 000 personas han tenido que abandonar sus ciudades y buscar refugio; entre ellas, se estima que unas 25 000 han emigrado a otros países.

Martirio


El 19 de octubre la noticia del secuestro del sacerdote ortodoxo Fadi Haddad, mientras participaba de una misión humanitaria con el fin de rescatar a un miembro de su parroquia en Qátana (Siria) secuestrado días antes, recorrió el mundo. El 25 de octubre su cuerpo fue hallado sin vida, desfigurado por las torturas, al norte de la ciudad de Damasco.

Con motivo de su martirio, el Patriarcado de Antioquía dio a conocer un sentido comunicado, del que recogemos algunos párrafos:

«Nos dirigimos al Dios Altísimo buscando Su misericordia y perdón, pero al mismo tiempo, condenamos en los términos más enérgicos este acto bárbaro y salvaje, y el atentado brutal contra civiles, personas inocentes, y clérigos que buscan ser mensajeros de paz, reconciliar los corazones, curar las heridas de los doloridos, consolar a los entristecidos, fortalecer a los débiles en estas circunstancias difíciles. Expresamos nuestro profundo dolor por lo que vive nuestra patria de actos deplorables que nunca acontecieron en su larga historia con una rica experiencia basada en el amor, la cooperación, la paz y la armonía.

Hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos, los organismos humanitarios y todos los hombres de buena voluntad y los que están animados con buenas intenciones, quienes son la mayoría de nuestro pueblo bueno, pacífico y amante de la vida, para que se unan a nosotros en la denuncia y la condena de lo que está sucediendo: secuestros, asesinatos, destrucciones, robos y atentados contra la seguridad de los ciudadanos. Invitamos a todas las personas, y entre ellos a los hombres religiosos, al diálogo, la paz y la armonía. (...)

Nos dirigimos a nuestros hijos para asegurarles que somos los hijos de la Resurrección y la Vida, porque nuestro Señor nos ha enseñado, diciendo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6). Somos también los hijos de la esperanza, la cual es capaz de derrotar todo sentimiento de debilidad humana. Les recordamos también que la crucifixión del Señor ha precedido Su resurrección de entre los muertos, y que el camino del Gólgota dio lugar a la efusión de la vida de la tumba de Cristo y a la luz de la resurrección gloriosa del Señor».
El texto íntegro del comunicado puede leerse en el sitio de la Arquidiócesis de Buenos Aires y toda la Argentina, de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquía.

Nuevos atentados


Pero la violencia ha continuado. Durante las exequias del P. Fadi Haddad, la explosión de una bomba produjo nuevas víctimas (al menos dos civiles y varios militares), y volvió a conmover a los cristianos reunidos junto al Patriarca Ignacio IV Hazim, que poco antes había presentado al Padre Haddad como "mártir de la reconciliación y la armonía".

Mientras tanto, en toda Siria, una decena de atentados y enfrentamientos sumó al menos otro ocho muertos y decenas de heridos, en lo que se suponía sería una tregua de paz con motivo del inicio de la festividad musulmana de Eid al Adha o Fiesta del Sacrificio (que conmemora el sacrificio de Abraham). En la capital, Damasco, hubo tiroteos y la explosión de un coche bomba; y en ciudades y aldeas de todo el país, el ejército local continuaba sus ataques y bombardeos.

Testigos del Dios de paz


El comunicado del Patriarcado de Antioquía, que citamos más arriba, dirigía a las y los creyentes en Cristo un llamado a confiar, invocar y testimoniar al Dios de paz, en medio de la violencia y también en medio de la esperanza de dejar a las generaciones venideras una Siria de paz y justicia. Con esta antigua oración de la tradición siria, que data de finales del siglo IV, podemos pedir:
Dios, tú eres el insondable abismo de paz,
el indecible mar del amor, la fuente de toda bendición
y quien concede toda mutua estima;
tú que envias la paz a quienes la reciben...,
haznos hijos de la quietud y herederos de paz,

enciende en nosotros el fuego de tu amor,
siembra en nostros el fiel respeto hacia ti,
fortalece nuestra debilidad con tu poder,
y acércanos a ti y los unos a los otros
en el lazo firme e indisoluble de nuestra unidad.