11 de octubre de 2012

Para el día de todos los santos y santas: El «ecumenismo de la santidad»

Catedral de Los Ángeles, EE.UU., tapices de J. Nava, santas y santos de todos los tiempos, lugares y culturas

El «ecumenismo de la santidad»


En su Carta Apostólica Mientras se aproxima el tercer milenio, de 1994, Juan Pablo II llamaba a las iglesias locales a mantener viva la memoria de las y los testigos de Cristo en medio de ellas. Y agregaba: «Esto ha de tener un sentido y una elocuencia ecuménica. El ecumenismo de los santos, de los mártires, es tal vez el más convincente. La communio sanctorum [comunión de los santos] habla con una voz más fuerte que los elementos de división» (n. 37). La tarea consistía, y sigue consistiendo, en forjar un verdadero «martirologio ecuménico», el reconocimiento de la gracia de Cristo en el testimonio de hombres y mujeres de nuestro tiempo, de todos los lugares de la tierra y todos los estados de vida y, sobre todo, provenientes de la gran diversidad de Iglesias y Comunidades cristianas.

Un año después, reiteraba esa misma invitación en su Carta encíclica sobre el ecumenismo, Que todos sean uno (1995). El Papa decía:
«Si nos ponemos ante Dios, nosotros cristianos tenemos ya un Martirologio común. Este incluye también a los mártires de nuestro siglo, más numerosos de lo que se piensa, y muestra cómo, en un nivel profundo, Dios mantiene entre los bautizados la comunión en la exigencia suprema de la fe, manifestada con el sacrifico de su vida. (...) La comunión aún no plena de nuestras comunidades está en verdad cimentada sólidamente, si bien de modo invisible, en la comunión plena de los santos, es decir, de aquéllos que al final de una existencia fiel a la gracia están en comunión con Cristo glorioso. Estos santos proceden de todas las Iglesias y Comunidades eclesiales, que les abrieron la entrada en la comunión de la salvación.
Cuando se habla de un patrimonio común se debe incluir en él no sólo las instituciones, los ritos, los medios de salvación, las tradiciones que todas las comunidades han conservado y por las cuales han sido modeladas, sino en primer lugar y ante todo esta realidad de la santidad.
En la irradiación que emana del “patrimonio de los santos” pertenecientes a todas las Comunidades, el “diálogo de conversión” hacia la unidad plena y visible aparece entonces bajo una luz de esperanza. En efecto, esta presencia universal de los santos prueba la trascendencia del poder del Espíritu. Ella es signo y testimonio de la victoria de Dios sobre las fuerzas del mal que dividen la humanidad. Como cantan las liturgias, “al coronar sus méritos [tú, Señor] coronas tu propia obra”.
Donde existe la voluntad sincera de seguir a Cristo, el Espíritu infunde con frecuencia su gracia en formas diversas de las ordinarias. La experiencia ecuménica nos ha permitido comprenderlo mejor. Si en el espacio espiritual interior que he descrito las comunidades saben verdaderamente “convertirse” a la búsqueda de la comunión plena y visible, Dios hará por ellas lo que ha hecho por sus santos. Hará superar los obstáculos heredados del pasado y las guiará, por sus caminos, a donde El quiere: a la koinonia [la comunión] visible que al mismo tiempo es alabanza de su gloria y servicio a su designio de salvación» (n. 84).

Algunas propuestas para el día de todos los santos y santas


Esta invitación todavía hoy sigue siendo vigente. El día de todos los santos y santas —más aún en este Año de la Fe— puede ser una buena ocasión para recordar la llamada la santidad, común a todos los bautizados y todas las bautizadas. Sería también una buena ocasión para hacer memoria de tantas y tantos testigos de la fe de nuestras comunidades o de otras familias eclesiales. Podríamos, incluso, nombrar a algunos de ellos:

Juan XXIII y Pablo VI, los «Papas del Vaticano II», cuyo ministerio ha sido decisivo para la participación de la Iglesia católica romana en el movimiento ecuménico contemporáneo.

José Míguez Bonino (1924-2012), teólogo y pastor metodista argentino, recientemente fallecido, profundamente comprometido con la tarea ecuménica (vice-presidente del CMI, 1975-1983; único observador protestante latinoamericano), con la vida de nuestros pueblos empobrecidos de la América Latina y con la defensa de los Derechos Humanos.

• Los diez mártires del siglo XX cuyas imágenes fueron incorporadas en la fachada de la Abadía de Westminster, lugar ícono de la Comunión Anglicana, en 1998; entre ellos: Madre Isabel de Rusia (1864-1918, religiosa en la Iglesia Ortodoxa Rusa, abandonó sus honores y riquezas familiares para dedicarse a los más necesitados, mártir), Manche Masemola (Sudáfrica 1913-1928, catecúmena en la Iglesia Anglicana, víctima de intolerancia religiosa, mártir), Martin Luther King (Estados Unidos 1929-1968, pastor en la iglesia bautista, líder pacifista y reformador social, mártir), Dietrich Bonhoeffer (Alemania 1906- 1945, pastor y teólogo luterano, activo en la resistencia al nazismo, mártir) y Óscar Arnulfo Romero (El Salvador 1917-1980, obispo católico romano, defensor de los pobres e indefensos, mártir).

Algunas comunidades han incluido en sus libros litúrgicos la memoria de estas y otras personas. Algunas, incluso, incorporan por primera vez una «letanía de santos y santas» verdaderamente ecuménica. Conocerlas y, eventualmente, usarlas en alguna celebración podría enriquecer la fiesta del 1.ro de noviembre. Les proponemos, a modo de ejemplo, una letanía de origen luterano y otra utilizada en el monasterio ecuménico de Bose, en Italia. El documento se puede leer y descargar siguiendo este enlace [formato rtf para facilitar la adaptación local; enlace externo].